lunes, septiembre 04, 2006

SIEMPRE... LA LUNA

Vivir en la Luna me ha hecho valorar el tiempo y el espacio. He logrado darme cuenta de lo necesario que es estar en los momentos importantes de la vida: un despertar, un atardecer, una risa, una caricia. Pero también he comprobado la urgencia de estar en los momentos donde brotan gotas de agua en tus ojos, cuando el cielo se nubla solamente para ti o cuando quieres estar sola en tu habitación.

La Luna en su infinita sabiduría se mueve en fases para darle a la humanidad la cara adecuada a cada momento: luna llena de amor, de vida, de inspiración; el cuarto menguante de sonrisas nocturnas; el cuarto creciente de complicidad, de luz y sombra, de vida y muerte; la luna nueva de acompañamiento en soledad.

Si algo he aprendido al vivir en la Luna, es a reconocer las fases de la vida… y saber que cuando hay más oscuridad, cuando la noche se queda sin su blanco espejo de luz, es cuando una nueva Luna está llegando.

Por eso cada noche, al terminar tu día y estés a punto de dormir, busca a la Luna y recuerda que hay un hombre que piensa en ti y que estará ahí listo a escucharte, a cuidarte, a apoyarte y protegerte. Dispuesto a vivir cada fase de vida juntos.

Cuando mires a la Luna quiero que sepas que cada día, cada noche, cada hora, estés en donde estés, puedes contar conmigo.

La Luna siempre estará ahí.