lunes, julio 17, 2006

LA LUNA Y SU VESTIDO DE ESTRELLAS

Siempre me ha gustado el carácter festivo de la noche. Su alegría, su ritmo y su cadencia. Cuando por las noches hombres y mujeres se preparan, con un ritual siempre diferente y tan personal, para salir a divertirse… pareciera que la Luna hace lo mismo.

Al bailar, el hombre y la mujer se comunican. Sus cuerpos, llevados por el ritmo, se rozan, se juntan, se sienten, se viven. Y entonces volvemos a ser humanos: a cohabitar… a coexistir. No importa de donde vienes o a donde vas: importa que estas aquí y ahora. Cuando la mano del hombre toma la de la mujer para dirigirse juntos a la pista, con cada paso se acrecienta la excitación del futuro incierto de sus cuerpos y sus mentes… pues por unos minutos estarán en un trance al que ambos han aceptado entregarse sin temores ni falsos pudores.

La música es energía que se convierte en movimiento. El ritmo posee nuestros cuerpos, que sudan, que ríen, que vibran. No hay duda: bailar es desafiar a las leyes de la Tierra.

Cada noche hombres y mujeres de todas las edades dan vida a pequeños instantes de intimidad y complicidad. Y es así como el planeta azul se mantiene vivo: palpitando… gracias a las almas que se atreven a bailar.

Hace muchos años…. La Luna sintió envidia de la Tierra por no poder vivir lo que ella cuando una pareja bailaba con una fiebre que no podía comprender. Pero una noche decidió que, sin que la humanidad lo supiera, ella sería parte de cada celebración en la que hombres y mujeres aceptaran romper sus barreras, sus miedos, sus mascaras…. Y bailaran.

Entonces llamó a todas las estrellas de la galaxia. Y se juntaron todas. Las más antiguas y las más jóvenes: las que iluminaron las danzas prehispánicas y las que iluminarían la noche de mañana. Una vez reunidas todas ante ella, la Luna les pidió un favor: “abrácenme fuerte… y no se suelten”. Y de pronto en la inmensidad del universo, brilló como nunca la Luna en un vestido de estrellas.

Y desde entonces la Tierra y la Luna se encuentran cada noche... para ver a la humanidad bailar.