jueves, junio 29, 2006

MENSAJE QUE NO LLEGÓ



Me asomé a un cráter pequeño… cálido… y me llevó a ver uno de los muchos bares que hay a la orilla del mar. El cielo lleno de nubes impedía que la gente pudiera contemplar la Luna, pero ella veía a los cuerpos moverse al ritmo de la música.

Jugando al escondite, la Luna buscaba los rincones entre el cielo nublado para encontrar y mostrarme historias. Y entonces vi a un hombre que salía de entre la masa que se entregaba al calor y al baile para acercarse a la orilla del mar. Con la brisa nocturna abrazándolo, aquel joven escribió un mensaje en su teléfono celular, pero al tratar de enviarlo el mensaje no pudo salir de su teléfono por fallas en el sistema.

Aprovechando las ventajas de vivir en la Luna, recogí el mensaje y lo traje hasta aquí… para que esta noche, o quizá la siguiente, finalmente llegue a su destino:

“Estoy frente al mar. Buscando la Luna. Pero no hay Luna ni estrellas. ¿Las has guardado en tus ojos? Al mar esta noche lanzo un suspiro… que lleva tu nombre.”

Y LLUEVE



Rendidos nuestros cuerpos se encuentran en la sombra
Tu silueta se delineaba en la suave caricia de mis manos

tu boca respira agitada, abres los ojos: tu mirada brilla
Y llueve.

Sobre la cama nacen montes, praderas y lagos
Encuentro desiertos, selvas, montañas y cuevas
Pero solo estas tú y solo estoy yo. Estamos solos
Y llueve.

Con las yemas de mis dedos recorro tu espalda
Y siento que hay vida en cada poro de tu cuerpo
Con mis dedos te dibujo en el lienzo de mi mente
Y llueve.

Al moverte haces que la escasa luz me regale nuevas visiones
Giras un poco tu cuerpo y ahora puedo ver el contorno de tu cara
Y veo tus labios y tus ojos, tu cabello y tu sonrisa, suave, complacida
Y llueve.

Hace unos minutos hubo fuego, hubo aire, hubo un terremoto
Y aunque afuera el viento y el agua de la lluvia enfrian a toda una ciudad
Aquí adentro se vive la tibia calma de dos seres humanos que han vivido.

El silencio nos envuelve, la oscuridad nos vigila
El tiempo fue a caminar por otras calles
De pronto tu cuerpo adquiere la posición del origen de la vida
tu piel bañada en sudor recuerda el agua del vientre materno
Ante mis ojos vuelves a nacer
Y llueve.

Y yo respiro profundamente para llenar mis pulmones de ti
Te abrazo en mi memoria para perpetuarte en mi recuerdo
En mi boca tu sabor y en mi piel tu aroma dejan huellas eternas
Y llueve.

domingo, junio 25, 2006

ECLIPSE DE LUNA



Una inmensa sombra fue cubriendo la superficie de la Luna. Poco a poco me vi rodeado por la oscuridad.

De pronto la Luna comenzó a vibrar… mientras se formaban olas con el polvo que recubre su superficie. Estábamos en total oscuridad... pero la Luna había entrado a una actividad inusual.

Me asomé a la Tierra y vi a muchos hombres y mujeres presenciando el eclipse lunar. Veían como poco a poco la Luna era cubierta por la sombra, sin imaginar lo que en ella ocurría.

No puedo decir que la Luna estaba eliminando lo que ya no necesitaba, pero sí puedo decir que estaba reacomodando la cara que cada noche le muestra a la humanidad.

Los cráteres emitían explosiones de aquel polvo de plata, las llanuras volvían a ser planas y sin huellas de los pequeños meteoritos que por momentos caen en la Luna. La Luna parecía sacudirse y renovarse.

Y yo creo que el hombre y la mujer deberían hacer lo mismo.

Deberíamos dejarnos cubrir por la sombra de nuestra conciencia y sacudirnos. Estremecernos con lo que hemos hecho bien y con lo que hemos hecho mal… para salir nuevamente a la luz con nuestra sonrisa renovada y nuestras lágrimas purificadas.

Esta noche la Luna se sacudió, se estremeció, vibró y oculta bajo la sombra de un eclipse aprovechó la oscuridad para prepararse a volver a brillar con más intensidad que nunca.

La Luna aprovecha los instantes de soledad sombría para llenarse de luz y vida.

Y yo hice lo mismo.

viernes, junio 23, 2006

SILENCIO

Silencio, no hay palabras… no hay risas ni canciones.
No hay sonidos o latidos, no hay emociones.
Solo silencio.

Silencio, no hay mar, no hay viento, no hay fuego ni pasos en la tierra.

Silencio, no hay rezos, ni súplicas.
No hay palabras de amor, ni de odio,
ni de nada.

Silencio, no hay grillos, ni estrellas, ni gatos.
No hay niños viviendo ni ancianos muriendo.

Silencio. No hay nada.

Silencio. No estás aquí.

Silencio. No hay nada.Solo silencio.

sábado, junio 10, 2006

HOY

Te extraño.
Te pienso.
Te imagino.
Te escribo.
Te busco.
Te suspiro.

viernes, junio 09, 2006

EXPERIMENTO


Son las dos de la mañana… estuve recorriendo cráteres que me permiten viajar en el tiempo. Es un experimento interesante y tuve la oportunidad de conocer y platicar con uno de esos hombres que han hecho el “Pacto con la Luna”. Pero estoy a punto de caer dormido, como si flotara en las nubes, y la experiencia vale la pena platicarla con tiempo.

Hoy intentaré algo nuevo. Ataré mi mirada en tu imagen… en esa foto donde luces radiante y feliz. Voy a mirarla fijamente…hasta que mis ojos se cierren atrapando tus ojos, tu sonrisa, tu luz… plasmándote en mis sueños.

Escuché hoy a un cantante decir que “para vivir en el cielo no es necesario morir” y me pregunto si también te ha conocido.

Hoy tú serás lo último que vea antes de dormir.
Por que tú eres el sueño que me ha hecho volver a soñar.

jueves, junio 08, 2006

POR UNA MIRADA


Caminé hacia el cráter que me deja verte recostada en tu cama. Sentía el sueño apoderándose de mis ojos que luchaban por mantenerse despiertos. Te encontré con la mirada sumergida en las letras de un poema de Neruda. Tu respiración pausada, en paz, calmó al instante mi soledad ruidosa. Y es que con saber que existes, que estás ahí en mi planeta… con eso basta para vivir, en la Luna o donde sea.

Tú no sabes que te miro, cómo te miro. No sabes que te pienso, ni que te idealizo. No sabes que desde aquí tus labios se ven como el durazno, dulces, carnosos, tersos, jugosos. Que tus manos se vuelven palomas que vuelan por los aires para juguetear con los hilos de seda que enmarcan tu rostro. No sabes que mis palabras al describirte se convierten en polvo de estrellas. No sabes que cuando sonríes el sol puede ver un eclipse terrestre. Tú no sabes que en la Luna tienes a un hombre… que sueña con verte feliz.

Terminas de leer y durmiendo el libro te dispones a cerrar el día. Tus ojos buscan en la ventana a algo o a alguien. La Luna cautiva espera que, como hace algunas noches, la hagas brillar majestuosamente. Yo estoy ahí, como su cómplice, escondido en un cráter… con mis dedos cruzados y mis labios repitiendo “por favor, por favor, por favor”. Entonces decido hablarte… y a tu rostro llega un suspiro de Luna que suavemente deja en tu oído el siguiente mensaje:

“Déjame entrar en tu mirada… y voltea a ver a la Luna”

Y mis labios y mis dedos y mis ojos y mi Luna suspiran y vuelven a esperar, con una dulce plegaria, la compasión de tu mirada: “por favor, por favor, por favor”.

DESEO

Eso que tanto deseas…
Eso que tanto sueñas…
Eso que tanto anhelas…
Eso que tanto esperas…
Eso deseo profundo
Secreto
Y que a nadie le has contado
Pídeselo a la Luna…
Mándalo en un suspiro
O envuelto en una lagrima
Pues ahora se que la Luna
También cuida a quien le habla.

martes, junio 06, 2006

EL BRILLO DE LA LUNA

Dos almas nunca se encuentran por casualidad
Parecía ser la noche más oscura. Por un momento pensé que hoy la Luna no enviaría ni un rayo a la Tierra. Guardé silencio. De pronto vi cómo en la cara que apuntaba al vecino planeta azul nacía un intenso resplandor. Corrí emocionado para descubrir la fuente de aquella luz que había logrado que la Luna, blanco espejo de los hombres, enviara sus rayos iluminando la noche. Eras tú. Apareciste y la Luna brilló.

Buenas noches mundo.
Es hora de soñar.

domingo, junio 04, 2006

LUNA EN MONTEVIDEO


Aquí en la Luna es muy común que en un respiro, un parpadeo, un paso o un latido, aparezcan recuerdos. Tus ojos y tu sonrisa son los recuerdos más frecuentes. Pero hoy un crater, pequeño, sencillo, pero profundo, me llevó a Uruguay y mientras la luz de la Luna iluminaba Montevideo, una hoja de papel viajaba solitaria montada sobre el viento. La hoja se sentó en una banca, aquella banca en la que unos novios se besaron por primera vez, unos recien casados recordaban el momento en que dijeron "sí, acepto", unos ancianos miraban fotos de sus nietos.

Esa banca en la que un día un hombre llamado Mario escribió el texto que venía impreso en aquella hoja:

TÁCTICA Y ESTRATEGIA
- Mario Benedetti


Mi táctica es mirarte
Aprender como sos

Quererte como sos
Mi táctica es hablarte
Y escucharte,
Construir con palabras
Un puente indestructible.

Mi táctica es
Quedarme en tu recuerdo
No sé cómo, ni sé
Con qué pretexto
Pero quedarme en vos,
Mi táctica es ser franco
Y saber que sos franca
Y que no nos vendamos
Simulacros,
Para que entre los dos
No haya telón ni abismos.

Mi estrategia es
En cambio
Más profunda y más simple,
Mi estrategia es
Que un día cualquiera,
No sé cómo ni sé
Con qué pretexto
Por fin me necesites.

OLAS DE ESPERANZA


Me desperté súbitamente y con el corazón agitado como la mar en luna llena. Mi rostro estaba empapado de un sudor ligero y frío. No era miedo lo que me envolvía… digamos que simplemente era un ataque de ansiedad. Me levanté y caminé algunos minutos intentando relajarme. Me senté en un cráter y me asomé a la Tierra.

Llegué a una playa virgen en algún punto de las costas de la península de Yucatán. De noche y a la luz de la luna llena la playa adquiere un increíble parecido a la superficie del satélite que ahora habito. El mar estaba en una constante danza con los rayos de Luna y los reflejos que se creaban en el agua por momentos cegaban mi visión.

De pronto comencé a escuchar pasos lentos, pensativos, acercándose de entre las sombras. Las olas rompían con fuerza y liberaban una brisa refrescante. Los pasos se escuchaban con mayor claridad indicando el acercamiento del personaje dueño de aquellas meditabundas pisadas.

Apareció un hombre vestido con pantalones de manta que dejaban al descubierto sus pantorrillas, una camisa de una tela blanca muy ligera, que se pegaba a su cuerpo con el viento y la brisa. Se acercó al agua y mojó sus pies y manos… llevando un poco de agua de mar a su rostro. Volvió a levantar un poco de agua y esta vez mojó su cabello. Se levantó y se quedó mirando al horizonte.

Pasaron algunos minutos o quizá un par de horas, no lo se. Pero él simplemente veía al horizonte… y yo simplemente observaba: al mar haciéndole compañía abrazando sus pies y sus ojos perdidos en una eterna búsqueda. Entonces el hombre levantó su mirada y la clavó en la Luna. Me sentí descubierto y me quedé inmóvil.

El hombre dio algunos pasos hacia atrás, hasta que el agua dejó de alcanzarlo y se sentó. Respiró profundamente, llenando su cuerpo de viento de mar y luna y fue entonces cuando sus ojos se llenaron de lágrimas.

La luna entonces se reflejó en el espejo de agua formado en sus ojos, brillando como dos estrellas que desaparecieron al momento en que el hombre cerró sus párpados dejando libres un par de lágrimas que recogió con el dorso de su mano, limpiando sus mejillas. Se formó una gran ola y cuando llegó a la arena el agua alcanzó su mano… como si el mar quisiera recoger esas lágrimas, para llevarse con ellas la tristeza de aquel hombre.

El hombre se puso de pie… y se acercó de nuevo al mar… con la cabeza agachada… el agua llegaba a sus piernas . Se detuvo. Levantando suavemente la cara dijo, con voz tan suave como el viento:

- ¿Dónde estás?

Y llenando sus pulmones de vida, se arrojó al mar quien le abrazó fraternalmente.

Algunos minutos o quizá un par de horas después, salió del mar. Pero esta vez su mirada iba llena de luz de luna, de agua de mar, de delfines y peces de colores, de algas bailando al ritmo de las olas, de arena suave, de viento cálido, de sirenas y de sueños submarinos. Caminó hacia las sombras nuevamente, pero ahora en su rostro se reflejaba intensamente la ilusión de que quizá mañana… mañana si… la encuentre.